El Dilema del PowerPoint*

Uno suele encontrar la siguiente máxima en la mayoría de los libros de habilidades para hablar en público: “Dirigir un canal sensorial adicional durante la presentación. De esta forma se aumenta el grado de retención y la eficacia de las palabras”. Por lo tanto: Si además de oír el lenguaje (canal sensorial "oído"), el público también ve el texto o una imagen (canal sensorial “vista”), la presentación es automáticamente mejor. Cuando el primer retroproyector apareció en el mercado en 1968, se descubrió una ayuda maravillosa para poner en práctica esta máxima. Cuando en 1987 Bill Gates adquirió los derechos de PowerPoint, este programa estaba desplazando lentamente el uso del retroproyector y, hoy en día, domina el 95 % del mercado de software para presentaciones. A pesar del entorno, casi siempre las presentaciones se hacen usando el producto bandera de Microsoft. 

Con la ayuda de un proyector, las últimas cifras de volumen de negocio aparecen en la pantalla; la última estrategia del Departamento de Marketing; la implementación de las medidas más recientes de reestructuración; la representación esquemática de un proceso técnico, etc.


El discurso del siglo en los Estados Unidos

El 28 de agosto de 1963 un hombre ascendió a una tribuna enfrente del Lincoln Memorial en Washington y levantó su voz ante una multitud de más de 250.000 personas. Iba a ser uno de los más grandes discursos del siglo. El nombre de ese hombre era Martin Luther King, carismático líder de los afroamericanos, cuya lucha pacífica hizo que la segregación racial desapareciera más tarde en los Estados Unidos. Con posterioridad a este hecho, su discurso más famoso fue conocido con el título de “Tengo un sueño”. En un lenguaje enfervorecido, Martin Luther King exponía su visión futura de los Estados Unidos. Una y otra vez, comenzaba sus frases con “Tengo un sueño”. Quien haya visto este discurso en televisión, todavía puede sentir el efecto inspiracional de sus palabras en aquellos lejanos días. Imaginemos el siguiente escenario: PowerPoint* existía en aquellos días y para transmitir su mensaje Luther King lo hubiera usado para apoyar sus afirmaciones centrales sobre una pantalla enorme. Hubiera parecido algo como esto:

Por supuesto, haciendo uso de toda la gama de opciones multimedia de este programa, estas declaraciones se habrían desplazado en la foto de izquierda a derecha, como si fueran guiadas por una mano espectral... 250.000 personas que ya hubieran leído lo que el Sr. King tendría después que repetir casi palabra por palabra ... Por tanto, su lenguaje tan vívido habría tenido que adaptarse a los textos académicos de la diapositiva ... ¡Y puede estar seguro, que uno de los grandes discursos de la humanidad habría quedado reducido a la nada! Sospecho que con un discurso apoyado en PowerPoint * sobre la segregación racial en los Estados Unidos, ésta no habría sido todavía abolida.

Con el cambio del siglo, un principio para un discurso efectivo ha quedado claro: no es tanto sobre el CONTENIDO del discurso. Eso es sólo un deseo de la mayoría de los oradores. Los estudios muestran, ¡que el público apenas logra retener un siete por ciento! La transposición de esto al discurso hubiera implicado que, haciendo un cálculo generoso, de las 250.000 personas presentes, menos del 1% con posterioridad podría haber sido capaz de resumir su sueño con sus siete visiones. No es el contenido transmitido el que es decisivo en términos de eficacia – esto es una falacia que se ha alojado obstinadamente en la mente de la mayoría de los formadores para hablar en público. De mucha mayor importancia es la emoción que este contenido genera en las personas. Eso es de lo que se trata. Y Martin Luther King generaba las emociones, por lo que no tiene ninguna consecuencia cuántos detalles de su discurso la audiencia lograra retener.


PowerPoint* bloquea el flujo de energía e impide las emociones

Usando PowerPoint* no conseguirá aumentar la tasa de retención. Esto es un mito. Lo que realmente ocurre es una disminución en las emociones despertadas.

El hecho es que DEVALUA el mensaje si se muestra simultáneamente en la transparencia. El texto en las transparencias inhibe las emociones. El texto en las transparencias mata el suspense. El texto en las transparencias impide los efectos. Todo lo demás suena bien, pero la teoría está hueca. Y PowerPoint es el protagonista más dominante en las batallas de inhibición de la efectividad. Muchas personas piensan que es diferente con imágenes, representaciones esquemáticas y diagramas. ¡Lamentablemente, no! Porque - como se puede comprobar – el texto siempre mata el suspense, incluso cuando se utilizan los diagramas, los gráficos o las imágenes.

Los defensores más fervientes de PowerPoint* suelen ser los presentadores, pero no el público. Todos se quejan de PowerPoint, pero nadie hace nada contra él, y, en ausencia de una alternativa, las personas se aferran a la tradición. En casi todos los casos, cuando me hablan de un ponente, que fue capaz de entusiasmar a la audiencia, les pregunto si usó PowerPoint *. Resulta que en el 95 de100 casos habló libremente - sin PowerPoint *. La gente se convence - las ayudas técnicas no lo hacen.

Por supuesto hay excepciones - los ponentes que pueden hacer una buena presentación a pesar de PowerPoint *. Pero esto es lo mismo que fijar el cinturón de seguridad en un automóvil. El hecho de que en 5 de cada 1000 veces, el no usar el cinturón salva una vida en un accidente, no puede justificar que su no uso es el principio de cumplir. Sólo porque sucedió que alguien le dio una buena presentación  con PowerPoint * no puede justificar que el uso de PowerPoint * es el principio a cumplir.

Siempre y cuando uno no haya familiarizado con el método alternativo que sugiero en este sitio web, uno se verá tentado a creer que PowerPoint* es el no va más si uno lo usa correctamente. ¡Pero podemos probar que no es así!

Cuando se utiliza PowerPoint* los ojos del público se dirigen estrictamente a la pantalla. El ser humano está sujeto a la obligación de leer. Se puede omitir el ponente del todo, ¡ya que es una asistencia de la lectura!

Cuando observa con cuidado, se da cuenta de que la energía de la audiencia disminuye tan pronto como el proyecto muestra algo en la pared. Puede sentir eso. Lo que es aún más dramático: El intercambio de energía entre el ponente y la audiencia está bloqueado por PowerPoint *. Se divide la atención en vez de darle el foco. La capacidad de convicción se ve comprometida.


El sin sentido del PowerPoint*

El grave problema con PowerPoint* es que el discurso se ve forzado a una estructura, que va en contra del flujo natural de expresión. El discurso se corta en pedacitos pequeños.

PowerPoint * conduce a la justificación y la formulación de palabras monstruosas, que sólo pueden ser procesadas por la mente, donde las emociones no se activan. Eso, que normalmente se expresa con un verbo, se convierte en un sustantivo en PowerPoint *. Un ejemplo: Las dos frases naturalmente formuladas: "El sensor de lluvia reconoce si está lloviendo y activa los limpiaparabrisas. El sensor detecta la lluvia, y cuanto más fuerte es la lluvia, mayor es la rapidez de los limpiaparabrisas", serán convertidas en frases nominales con PowerPoint *:

Por desgracia, lo siguiente ocurre durante la presentación. El ponente, que está utilizando las transparencias como referencia, lee la frase con una mirada rápida antes de empezar a hablar. La expresión de la diapositiva entra en su memoria a corto plazo, por lo que se le  hace casi imposible expresarse en lenguaje cotidiano. Así que más o menos lee esta frase de manera literal y de forma desastrosa. Después de unas cinco o seis diapositivas, a más tardar, nadie en la sala escucha. Los participantes en mis seminarios me han traído presentaciones de PowerPoint*, con 126 (!) diapositivas de este tipo seguidas.

Hasta la fecha se han vendido varios centenares de millones de licencias Microsoft PowerPoint*. Se estima que alrededor de 30 millones (!) de presentaciones en PowerPoint* se dan cada día. Se puede dar por sentado que la humanidad está siendo forzada a dormir con varios cientos de millones diapositivas como estas todos los meses.

La siguiente situación está ocurriendo Suiza, Austria, Alemania y diez mil veces cada día. A escala planetaria está pasando un millón de veces: un ponente hace una presentación durante dos horas ante 50 ejecutivos. ¡PowerPoint es el! La información que aparece a través de la memoria a corto plazo nunca aparecerá de nuevo, después de diez minutos los nuevos pensamientos comienzan a sustituir a los anteriores - la motivación no se crea, sino, más bien, se destruye. Los 50 ejecutivos cuestan a la empresa unos 7.000 euros esas dos horas - sin incluir el trabajo, que se deja de hacer durante este tiempo. Si se supone que por cada 100 empleados, se realizan cinco presentaciones de este tipo a la semana, y se multiplican por los alrededor de 41 millones de trabajadores en Alemania, se obtiene que se pierden alrededor de 1,600 millones de euros todos los meses en Alemania... Todos los meses. Mes tras mes, año tras año.

Visto esto tendría sentido económico prohibir *PowerPoint y las diapositivas ya hechas. Esto ayudaría a ahorrar millones cada empresa y generaría miles de millones para la economía nacional.

Lea acerca del cálculo detallado del daño económico debido a PowerPoint.

En el libro “The PowerPoint Fallacy – Still presenting or already fascinating?” aprenderá por qué puede renunciar a PowerPoint para siempre - y, sobre todo, con qué alternativas puede crear efectos hasta 5 veces mejores.  The PowerPoint Fallacy – pedir aquí
 

 

*PowerPoint se usa como ejemplo de software de presentación